Ganador #VotaProyectoSolidariosOrange
La iniciativa de Acnur: Por la Educación de los niños en Ruanda ha sido el proyecto elegido por los empleados de Orange.
47% Acnur: Por la Educación de los niños en Ruanda.
45% Aztivate: Proyecto en Turkana Norte.
8% Fundación Recover: Hospitales para África.
Jesús Vázquez como Embajador de Buena Voluntad de ACNUR ha recogido el cheque.
El importe recaudado durante los “Mercadillos Solidarios” que se han celebrado en la pasada Navidad ha sido donado a un proyecto de mejora del acceso a la educación de los menores refugiados en Ruanda.
Con esta ayuda, Orange contribuye a conseguir los siguientes objetivos del proyecto:
- Construir y equipar 90 aulas nuevas.
- Apoyar a 900 niños con necesidades especiales.
- Invertir en 150 maestros.
Ruanda como país de acogida
Ruanda acoge cerca de 150.000 personas refugiadas, solicitantes de asilo y desplazados internos. Estas personas proceden principalmente de Burundi y de la República Democrática del Congo (RDC). La mayor parte de los refugiados de RDC (99.8%), vive en los cinco campos de refugiados de Gihembe, Kigeme, Kiziba, Mugombwa y Nyabiheke.
A lo largo de 2018, ACNUR ha hecho esfuerzos para fortalecer el entorno de protección y abogar por servicios básicos de estas personas tales como el registro y la documentación, la asistencia básica, incluida la alimentación y nutrición, atención médica, vivienda y artículos no alimentarios, servicios de agua y saneamiento, educación y apoyo dirigido a los más vulnerables y aquellos con necesidades específicas.
La importancia del acceso a la educación
Más de la mitad de los refugiados son niños. En el caso de Ruanda son el 51%, y los que más sufren, ya que para un niño no es fácil comprender por qué la violencia les ha hecho perder su familia, su casa y sus amigos. Además, muchos niños se quedan sin escolarizar al verse obligados a huir y, una vez que llegan a los campos de refugiados, sólo quieren recuperar sus vidas.
ACNUR tiene la responsabilidad de que dicha esperanza se convierta en una realidad. En ese sentido, la educación juega un papel fundamental. Esta iniciativa permite a los niños que fueron forzados a abandonar sus hogares tener la oportunidad de obtener nuevas habilidades y conocimientos que serán clave para reconstruir sus vidas y la de sus comunidades cuando sean mayores, ya sea en el primer país de asilo, tras un reasentamiento en un tercer país o de vuelta a su país de origen. Asegurar el acceso a la educación evita que los niños refugiados se vuelvan cada vez más vulnerables. De lo contrario, pueden convertirse en víctimas de trabajos inseguros y explotación. Para las niñas, existen peligros adicionales como consecuencia del matrimonio infantil y el embarazo precoz, la servidumbre doméstica o la explotación sexual cuando llegan a la adolescencia.